En 1815 tenemos constancia de un pelotari cuyo descomunal brazo era objeto de exhibición al público, previo pago de una entrada. Constituía una verdadera atracción.
Imposible no incurrir en el tópico del morrosko vasco. Imaginen el tamaño colosal que tenía su brazo, que por sí solo era capaz de generar un espectáculo, congregar a curiosos y realizar giras por Madrid y «las principales ciudades y pueblos de España».

Nos podemos hacer una idea gracias al recorte transcrito (Diario de Madrid, 15 de octubre de 1815), donde se nos informa que el brazo del angelito pesaba más de 3 arrobas (una arroba equivale a 11,339 kilogramos), así que uno solo de sus brazos pesaba más de 34 kilos.
Precisamente estos días han sido exhumados los restos de Mikel Jokin Eleizegi Arteaga (1818-1861), más conocido como el Gigante de Alzo, quien medía 2,42 metros y realizó diferentes giras por Europa, siendo incluso recibido por los reyes y reinas de España, Francia, Portugal e Inglaterra.
Y es que, para entender la exhibición del brazo del pelotari, debemos situarnos en una época en la que era habitual la exposición en circos, carromatos ambulantes o ferias, de personas fuera de lo común como enanos, gigantes, obesos, mujeres barbudas o siameses.

En muchos casos no era sino exageraciones, o incluso timos de toda índole, para sacar los cuartos a un público ávido de presenciar rarezas, y se anunciaba lo mismo un hombre lobo que una mujer sirena, el hombre más fuerte del mundo que la mujer más fea, el hombre con la cabeza giratoria y la mujer más vieja del mundo.

En Estados Unidos este tipo de exhibiciones tenía tal popularidad, que en 1842 se creó en Nueva York el Museo Barnum, «con más de 500 asombros y maravillas», incluida la exhibición de personas. Ocupaba cinco plantas y era lo más visitado de toda la ciudad.
A partir de 1924 se celebraba, también en Estados Unidos el Congreso de los Monstruos, que inspiró la película Freaks, dirigida por Tod Browning y aquí titulada La parada de los monstruos. Trata sobre la venganza de un enano, artista de circo, hacia la trapecista que intentó quedarse con su dinero casándose con él. El director incluyó en el rodaje a muchos intérpretes con deformaciones físicas que acabaron protagonizando y haciendo famosa la película.

La película tuvo tal éxito que dio lugar a la aparición del término freak para designar a alguien extraño, diferente o marginal, bien por su aspecto o por su comportamiento. Hoy, tanto la RAE como Euskaltzaindia admiten el término friki.
Así que podríamos decir, que a principios del siglo XIX nos consta el primer pelotari friki conocido. Tal vez hoy ustedes conozcan algún o alguna otra…
Imagen principal: fotografía de Dabid Argindar.
